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Aleksandar/Saša Ilić:

Magnate serbio con ciudadanía inglesa. Nació en Belgrado el 15 de febrero de 1930. De sonrisa fácil. Hijo ilegítimo del regente del reino de Yugoslavia: el príncipe Pavle de la dinastía de los Karadordevic. Fue criado lejos de sus padres, en una casa de verano en Smederevo que había pertenecido a la derrocada dinastía de los Obrenović y que luego, pasó a manos de los Karađorđević y que le había tocado a la familia de Pavle en el reparto de bienes. Su educación estuvo a cargo de institutrices y tutores. De hecho, fue su nodriza quien le dio el apellido. Se jactaba de descender del Vojvoda Vlad III, conocido como Vlad el Empalador, o Vlad Ţepeş. En el mundo occidental se lo llama el conde Drácula.

Se licenció con honores en Química y en Farmacia en la Universidad de Oxford, donde conoció a George Pearson. Compró el primer laboratorio a la edad de veintiún años, en Bosnia, que para esa época ya formaba parte de la Yugoslavia de Tito. Se habla de que, muy consciente de su origen real, tiene delirios de crear una Gran Serbia, en la que él manejaría los hilos tras bambalinas. Se sospecha que, junto con personajes como Slobodan Milošević, Biljana Plavšić y Nikola Koljević, planeó, fomentó y financió la guerra.

Es dueño de un imperio del cual, no se conocían los límites. A sus tantas empresas del megagrupo Ilić, se destacaban una farmacéutica: Ouroboros Global y Cyklon Chemical In, y una biotecnológica: Herkul High Biotechnology Inc, ahora se le sumaba un banco: el FBF Bank, con sede en Friburgo que si bien pequeño, lo haría medrar hasta conducirlo a los niveles de las más reputadas entidades financieras del mundo. Anteriormente, adquirió una empresa militar privada: Baywatcher. Era el empleador de Mihajlo Milanković y cuando este fue a la cárcel se convirtió en tutor de su hijo Lazar. Es pedófilo, psicópata y megalómano. Y esto, lo hace mentiroso, manipulador, egocéntrico, temerario y no respeta la ley. No siente empatía y no comprende el concepto de remordimiento o culpa. Experimenta un impulso irrefrenable hacia la violencia porque le gusta causar dolor y siente una necesidad desmedida de poder. De ahí que, Ilić y Vuh en la actualidad seguían tan unidos como treinta años atrás.