1 minuto(s) de lectura

alt text

NEW YORK BANNER:

Un periódico sensacionalista de New York, nada refinado, ni especial en su lenguaje en un formato de cartelón. Fue construido en un barrio de Manhattan, su edificación no era elegante. Era el diario más importante de la cadena Wynand. Sus principales publicaciones se relacionaban con crímenes, incendios, raptos, corrupciones, crónicas sobre muchachas caídas, divorcios aristocráticos, asilos de niños expósitos, prostíbulos, hospitales de caridad. Cada publicación se organizaba en tres columnas y una sobre la moral. alt text Pero según Roark la publicación solo era: ´´un diario que hubiera esperado encontrar en una cocina, en una peluquería, en una sala de recibo de tercera clase, en el subterráneo, en cualquier parte menos en el estudio de Cameron´´. Pág. 105. El manantial I de Ayn Rand.

A través del ejemplo vemos que el New York Banner era considerado un periódico que no tenía una política determinada, salvo la de reflejar los prejuicios del mayor número de personas, y esto en la dirección de lo inconsistente, irresponsable, trivial, sensiblero.

Los diarios de Wynand estaban contra el privilegio y a favor del hombre común, pero de una manera amable, que no chocaba a nadie; descubrían los monopolios o soportaban las huelgas cuando querían. Era estridente y vocinglero.

alt text

Conjuntamente organizaba campañas sobre problemas políticos, clases sociales, monopolios de poder en nombre de los oprimidos. A su vez, a las magnificencias de la alta sociedad le publicaba noticias sociales con cierto sarcasmo, logrando satisfacer al ciudadano sin capacidad pensante o razonamiento intermedio.

Tenía entre sus articulistas a: Ellsworth Toohey, que había comenzado en la sección de arte y crítica, pero se había transformado en una tribuna desde la alt text cual Toohey pronunciaba veredictos en materia de arte, literatura, restaurantes de Nueva York, la crisis internacional y sociología. Dominique Françon, que hacia descripciones de los hogares neoyorquinos prominentes. Sus comentarios debían concretarse a la decoración de interiores; pero, en ocasiones, se habían aventurado a la crítica arquitectónica, y por último, Alvah Scarret, manejaba los asuntos importantes de política.

En resumidas cuentas, ellos ofrecían artículos que buscaban en su mayoría desprestigiar al que salía de la norma.