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PERSONAJES SECUNDARIOS:

LA MERCURE:

Eliah Al-Saud fundó a finales del 95 una empresa militar privada: La Mercure S.A. Information and Security Services en sociedad con Anthony Hill, Michael Thorton y Peter Ramsay. Es el socio mayoritario. La Mercure es una empresa de seguridad, radicada legalmente en Papúa-Nueva Guinea y sus cuarteles generales operan desde París, donde alquilaba dos suites del hotel George V en el último piso. Ahí, funcionaban las oficinas, bien equipadas y protegidas con contramedidas electrónicas. Constituían la fachada de la empresa que la dotaba de un viso de normalidad y cumplían con el papeleo legal y administrativo.

En cambio, su centro neurálgico y operativo se hallaba en el sótano de la casa de Eliah Al-Saud en la Avenida Elisée Reclus, a tres pisos bajo tierra. Al-Saud había creado un centro de mando con tecnología de punta que le permitía recibir, enviar y analizar miles de datos por segundo a través de una red de fibra óptica segura. La planta la ocupaban, varias mesas dispuestas en filas paralelas, donde los operadores, sentados frente a computadoras, con auriculares en sus cabezas y micrófonos cerca de sus bocas, procesaban la información o enviaban datos a los grupos asignados a misiones en el extranjero.

Los empleados eran altamente capacitados en el manejo de distintas lenguas y extensos conocimientos en materia de sistemas de computación, cobraban elevados sueldos a cambio de una absoluta discreción y disponibilidad total. No se distinguía entre el día y la noche si se trataba de asistir a un grupo comando que estaba operando. Alamán Al-Saud, se ocupaba de que esa cibernética funcionara, y proveía a la empresa de las últimas mejoras en materia de seguridad y de computación, sin preocuparse por el dinero, ya que los socios le habían asegurado que no escatimarían en ese sentido. Una falla en las comunicaciones o un error en la información podían acarrear la muerte de un soldado del equipo. La otra cara del aspecto tecnológico de la Mercure se llamaba Claude Masséna, jefe de informática.

Y, en la parte sudeste de la Isla de Fergusson, perteneciente a las islas D´Entrecasteaux, en Papúa-Nueva Guinea, está el campo de instrucción y entrenamiento de los soldados profesionales, ubicado sobre las ruinas de una base aérea militar muy usada durante la Segunda Guerra Mundial. También era el almacenaje del armamento empleado en las misiones. Actualmente, las investigaciones de alto riesgo y los servicios de protección económica e industrial son otros de los negocios con los que extienden su cartera profesional.

SOCIOS Y EMPLEADOS DE CONFIANZA DE LA MERCURE:

Socios de la Mercure:

Anthony/Tony Hill: de cabello ondulado y rubio, rondaba los cuarenta, pero con el estado físico de uno de veinticinco. Es el socio más importante de la Mercure S.A. después de Al-Saud. Había pertenecido a la fuerza de élite del ejército británico, Special Air Service, más conocida como SAS, y además se había graduado con las mejores calificaciones en la Academia Militar Sandhurst. Era considerado un arma letal, a pesar de que, con sus facciones no resultaba creíble

Michael/Mike Thorton: ojos pardos, cabello oscuro, rudo, soltero empedernido y un mujeriego incurable. Fue de los espías más hábiles del SIS durante la Guerra Fría. Se dice que entraba y salía de Alemania Oriental casi con la temeridad de un chiflado. Les causó grandes dolores de cabeza a los rusos.

Peter Ramsay: de cejas negras y tupidas que enmarcaban unos ojos azules de mirada inteligente e incisiva. Apenas pasaba de los cincuenta años, ágil, saludable y de buen carácter, ex miembro de la unidad de rastreo del SIS, conocida como El Destacamento. Es el mejor en seguimientos y rastreos.

Es sigiloso por naturaleza, y así como descubría micrófonos los plantaba, tomaba fotografías desde grandes distancias y realizaba tareas de escucha y de seguimiento por días sin levantar sospechas. Es un genio en su métier. Además, se ocupaba de mantener la seguridad electrónica en las oficinas de la Mercure S.A. como también las propiedades, aviones y automóviles de Al-Saud y de los demás socios y empleados libres de micrófonos y otra tecnología utilizada para el robo de información. Era casado, su esposa vivía en Londres.

Últimamente, la parcialidad de Peter por Leila era evidente, no le quitaba los ojos de encima, comienza a tontear con ella y la muchacha le sonreía, le contestaba con señas y le coqueteaba. Si bien era bastante mayor que la muchacha bosnia, se enamora de ella. Una vez, divorciado, se casan.

Empleados de confianza de la Mercure:

Axel Bermher: guardaespalda.

Dingo: guardaespalda, de carácter egocéntrico, es considerado uno de sus mejores hombres, ex oficial del ejército australiano. Su verdadero nombre es Ronald Carelli, de padre italiano y madre irlandesa, era originario de Queensland, donde había desarrollado su afición por el surf y el buceo. Lo habían llamado Dingo desde pequeño, como al perro salvaje propio de Australia, descendiente del lobo asiático. Compartía con el animal no sólo el dorado del pelaje sino su cualidad de huraño y montaraz.

Medes: iraquí de origen kurdo. Su familia y sus amigos fueron masacrados con armas químicas en el 88. Mientras Eliah comandaba un grupo de L’Agence que intentaba descubrir la ubicación de una fábrica de fosgeno, un gas empleado en el desarrollo de armas químicas, el kurdo les indicó dónde se hallaba. Después de esto, lo llevó a París y consiguió que lo declarasen refugiado político. Desde entonces, la gratitud de Medes no conocía límite. Se convirtió en su chofer y hombre de confianza y realizaba trabajos de vigilancia.

Martin Guerin: norteamericano, paramédico. Su nombre de guerra era Doc.

Amburgo Ferro: italiano, escolta.

Dario Sartori: alto, delgado, aunque de aspecto sólido, escolta del equipo de seguimientos de Peter Ramsay.

Oscar Meyers: alemán, escolta.

Noah Keen escolta. Hacía años que trabajaba en equipo con Ulysse Vachal y parecían comunicarse con la mente.

Ulysse Vachal escolta.

Derek Byrne: irlandés, escolta.

Lambodar Laash: nepalés, ex integrante de las letales unidades gurkhas. Aparte de ostentar las armas oficiales de la Mercure, jamás se quitaba del cinto el típico cuchillo de los gurkhas, llamado kukri, cuya hoja de acero curva de gran tamaño cercenaba un brazo si se lo blandía con destreza.

Zlatan Tarkovich: croata, piloto, ex oficial del Ejército Rojo, insistía en definirse como yugoslavo, a pesar de que Yugoslavia ya no existía. También se consideraba un free lance, y sólo trabajaba para la Mercure por contrato.

Viktor Oschensky: ruso, especialista en comunicaciones del Ejército Rojo. Amigo de Sergei Markov.

Vladimir Chevrikov/Lefortovo: ruso, falsificador dentro del KGB, el servicio secreto de la Unión Soviética. Había sobrevivido cinco años en la prisión de Lefortovo, en las afueras de Moscú. Chevrikov terminó en esa prisión, después de que una amante despechada denunció que vendía pasaportes falsos a desertores rusos. El KGB lo interrogó hasta que se persuadió de que trabajaba solo y no para la CIA ni el SIS (Secret Intelligence Service), el servicio de inteligencia británico. Chevrikov rengueaba, como consecuencia de las torturas, le faltaban dos dedos del pie derecho. Era socio de la Mercure S.A. Tenía un bajo porcentaje de las acciones.

Harold McAllen: norteamericano, con figura de oso, de cincuenta y dos años. Jefe de la base de la Isla de Fergusson. Durante la Guerra de Vietnam, McAllen había formado parte del SOG (Studies and Observation Group), una fracción del ejército de los Estados Unidos que se internaba en el territorio selvático dominado por el Vietcong, para emprender tareas de reconocimiento y de eliminación de asentamientos enemigos.

Chandresh Dragosi: ex miembro de L’Agence al igual que Al-Saud. Jefe de la base de la Isla de Fergusson junto con Harold McAllen. Dragosi, es uno de los expertos a cargo del campo de adiestramiento de la Isla de Fergusson.

Stephanie: asistente principal de Claude Masséna. La Mercure la había contratado para asistirlo y controlarlo. Jefa del Departamento de Sistemas, desde el suicidio de Masséna.

Therese y Victorie: secretarias de Eliah en la empresa de la Mercure.

Marie y Agneska: empleadas a cargo de la casa de Eliah Al-Saud en la Avenida Elisée Reclus.

Sergei Markov: de ojos grandes y oscuros, mide un metro ochenta y ocho de altura, una estructura de músculos de casi ciento cinco kilos y es soldado profesional con veinte años de experiencia. Es callado, parco, puntilloso y detallista, si bien amigable, dedicado al trabajo, siempre atento a los demás, aunque serio y distante y de aire sombrío. Ex miembro de la Spetsnaz GRU, el comando de élite del servicio de inteligencia militar de Rusia, temido y respetado por los demás grupos militares de élite del mundo. Sólo un puñado superaba su proceso selectivo y se decía que algunos perecían en el intento. La pericia de Markov estaba garantizada con esos antecedentes: poseía un conocimiento y una habilidad superiores acerca de armas, de tácticas de ataque, camuflaje y supervivencia.

Mientras trabajaba de guardaespaldas fue acusado por el presidente Charles Taylor de mantener relaciones sexuales con su sobrina. Fue expulsado del país. Tony Hill fue a Monrovia, capital de Liberia para comunicar que la situación con el presidente Taylor estaba bajo control.

Relación de Sergei Markov y Diana Huseinovic:

Markov llega a París y pasa a ser el guardaespaldas de Matilde junto con La Diana. Durante las semanas en que se ocuparon de la protección de la mujer de Al-Saud, la visión de La Diana le provocaba un desbarajuste, en el ritmo de sus pulsaciones. No sabía cómo abordarla. La Diana era la primera mujer que lo contemplaba con indiferencia y ahora con desprecio y hostilidad, cuando la había fastidiado en la Isla de Fergusson con el tamaño de sus senos y ella reaccionó dándole un trompazo. En otra oportunidad, por intentar sujetarla por el brazo lo golpea en el pecho con el talón de la mano.

Markov se desplaza al Congo con el equipo de la Mercure para apoderarse de una mina de coltán. Entre los soldados va La Diana a quien salva cuando la hieren y se disponen a rematarla. Markov trata de enderezar las cosas entre ellos. Se había enamorado de ella y trató de ayudarla a sanar. A su vez, La Diana empieza a corresponderle. Tanto es así, del cambio que se produce entre ellos, que a ambos los afecta y conduele la separación y sufrimiento de Matilde y Eliah. A Diana le gustaba verlo limpiar su VSS Vintorez, el rifle ruso favorito de los francotiradores y que, según Lambodar Laash, evidenciaba el pasado de Markov en la Spetsnaz GRU.

Nuevamente, en Gaza son guardaespaldas de Matilde y tras una pelea La Diana lo deja solo. Es cuando irrumpe un grupo terrorista que encabezan: Udo Jürkens y el jefe de las Brigadas Ezzedin al-Qassam: Anuar Al-Muzara para secuestrar a Matilde y asesinar a casi todos. Markov muere en el ataque al tratar de poner a salvo a Matilde. Los socios de la Mercure se hicieron cargo del traslado de su cuerpo a Rusia.

Zoya Pavlenko:

Es ucraniana, prostituta y uno de los activos más valiosos de la Mercure. Vive en un departamento en el número 190 de la calle del Faubourg Saint-Honoré. Según Takumi sensei, la sabiduría de Zoya forma parte de su esencia de Serpiente de Madera, igual que su atractivo y su calidad de pitonisa, al lado de su gran erotismo.

Samara trajo a Zoya a la vida de Al-Saud, cuando ambos salían de un restaurante en Ruán y la había divisado en un callejón. Un hombre la molía a golpes y ella soportaba la paliza. Samara le dijo a Eliah que la ayudara. El proxeneta terminó inconsciente sobre una pila de basura. En su francés bien hablado pero mal pronunciado, Zoya les suplicó que no la condujeran al hospital porque la deportarían a Ucrania ya que sus papeles no estaban en regla. La llevaron a la hacienda de Ruán, donde Takumi sensei la curó.

Desde su posición en L’Agence, Al-Saud consiguió que deportaran al atacante de Zoya. Desde entonces, la prostituta presta servicios como espía en L’Agence. Esto exigió un cambio de imagen de Zoya. Le dieron lecciones de todo tipo para convertirla en una acompañante de veinticinco mil francos por noche. Con el tiempo nació la Mercure y Zoya se sumó al equipo de Al-Saud, aunque siguió prestando servicios para L’Agence. Su primer trabajo en la Mercure fue engatusar al hacker Claude Masséna, enamorarlo y sonsacarle información que después Al-Saud y sus socios emplearon para extorsionarlo.