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AMBIENTE FÍSICO:
La trilogía nos describe diferentes ambientes a lo largo de la misma. En la primera parte, las acciones se desarrollan en París, en los sitios más emblemáticos por donde se pasean los personajes al comienzo de su historia de amor. Cuando Matilde Martínez rompe con Eliah Al-Saud se va al Congo, donde en esta segunda parte, nos recrean en un ambiente selvático increíble y termina en Gaza, donde vencen todos los obstáculos que hasta ahora, no les permitían su unión. En ese ambiente gazatí, consiguen limar todas sus asperezas y clarificar sus dudas. Esta vez, se alejan por eventos externos propios de un ambiente bélico, que también logran superar.

PARÍS:
La novela comienza en el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, a treinta y cinco kilómetros al sudoeste de Buenos Aires, Argentina. También es conocido por Aeropuerto Internacional de Ezeiza, inaugurado en 1949, siendo el terminal más grande y moderno de Argentina. Es el 31 de diciembre de 1997 y Eliah Al-Saud se dispone a tomar el vuelo que parte a las catorce horas y ve a Matilde Martínez por primera vez. Nuevamente, al embarcarse se sientan juntos gracias a la jugarreta de Juana, cuando observa el interés de él por Matilde. Se despiden al llegar al aeropuerto Charles De Gaulle de París, conocido como Aeropuerto de Roissy, inaugurado en el año 1974.

Matilde se hallaba en París, a punto de iniciar una nueva vida. Ezequiel las llevó al departamento de su tía Enriqueta Martínez Olazábal en la calle Toullier, en el Barrio Latino (Quartier Latin) ubicada la izquierda del Sena, que está a pasos de la Universidad La Sorbonne y a pocas cuadras de los Jardines, el Palacio de Luxemburgo y el Museo Nacional de Historia Natural. Al día siguiente, Matilde para ambientarse salió a recorrer el barrio y familiarizarse con el Quartier Latin, fue a los Jardines de Luxemburgo, a sólo tres cuadras de la calle Toullier, donde vivía. Se adentra en la primera boca de subterráneo, en la estación Rue du Bac, de la línea doce, en la próxima estación, la Sèvres Babylone, que tenía una conexión con la línea diez que la llevaría a la Cluny-La Sorbonne, cuyas estaciones fueron diseñadas en bóveda elíptica.

Ahí, se encuentra con Eliah que la invita al Café La Frégate, Se ubicaron en la última mesa junto al ventanal que daba sobre el Quai Voltaire, de modo que aprecia la última visión del Sena antes de que la noche lo oculte.

Anteriormente, Ezequiel las había llevado a las famosas Galerías Lafayette, grandes almacenes de lujo. Este las invitó a desayunar al famoso Café Les Deux Magots, en la Place Saint-Germain-des-Prés, importante en la vida cultural en cuanto a: cine, artistas, arte y literatura. Luego van a la casa Chanel, en la Rue Cambon y caminan unas cuadras por la calle Saint-Honoré hasta la tienda de la diseñadora de lencería Chantal Thomass.

Matilde va a la sede de Manos Que Curan con Juana en el edificio del número 6 de la calle Breguet, a pocas cuadras de la Bastilla, donde les dieron una carta de presentación que entregaron en el Lycée des langues vivantes, un instituto donde se enseñaba la mayoría de los idiomas, y que las habilitaba para tomar el curso intensivo de francés de cuatro meses, preparándolas para su destino en el Congo.

Nuevamente, Matilde se encuentra con Eliah y caminan por la Avenida George V hasta Champs Élysées, considerada la avenida más hermosa del mundo, y se sentaron a almorzar en uno de los tantos cafés. Una vez más, sale con Eliah junto con Juana. Van a la Maison Berthillon, la heladería y casa de té de la Île Saint-Louis donde, en opinión de los parisinos, se preparan los mejores glaces et sorbets. Cuando salieron a la calle, Al-Saud tomó de la mano a Matilde. Caminaron por el Puente de la Tournelle sobre el río Sena que une los distritos IV y V de la ciudad. Juana señaló los bateaux Mouche, las embarcaciones chatas que recorren el Sena con turistas y, apoyados en el pretil, admiraron el ábside de la Catedral de Notre Dame, cuyas luces la silueteaban en el cielo negro. Al final del puente, Juana se dio cuenta de que se hallaban frente a La Tour d‘Argent, el afamado restaurante parisino. En una de sus salidas también se une Leila y van al mercado en la Place Maubert, sobre el Boulevard Saint-Germain. En otro de sus paseos, Eliah lleva a Matilde a su hacienda: Haras Al-Saud. Élevage de Chevaux Frisons en Rouen, otra ciudad de Francia. Ahí, celebran el cumpleaños 31 de Eliah.

Cada día, Eliah avanzaba por la Avenida de la République, la calle de tiendas más importantes, en medio de un tráfico intenso al instituto del Lycée des langues vivantes a recoger a Matilde que estaría aguardándolo en la calle Vitruve. El día que la atacaron los iraquíes, antes de dirigirse a la sede de la policía en Quai des Orfèvres, Al-Saud le indicó a Medes su chofer, que lo condujese a la estación de trenes Gare du Nord que es la principal estación ferroviaria de Francia para buscar en el maletero los planos que había guardado en el casillero Roy Blahetter y que fue violentado. Luego va al Hospital Européen Georges Pompidou que es un servicio de urgencias donde estaba recluido Roy Blahetter después de ser atacado para interrogarlo sobre los hechos acaecidos.

Eliah y Matilde hacen un viaje a Londres, para celebrar el cumpleaños 27 de ella. El Gulfstream V aterriza en el Aeropuerto London City. Luego van al Hotel Savoy ubicado sobre la antigua calle The Strand, bordeando el Támesis, y pasan junto al Tower Bridge. Al día siguiente, siguieron el recorrido por la avenida The Mall hasta toparse con el Palacio de Buckingham. De regreso, cruzaron el Green Park y entraron en la tienda Fortnum & Mason.

Esta primera parte nuevamente, termina en el Aeropuerto Charles de Gaulle cuando Matilde y Juana viajan a Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo para trabajar en Manos que curan.

CONGO:
El río Congo separa a Brazzaville de Kinshasa, la capital de la vecina República Democrática del Congo, el próximo destino de Matilde y Juana. Una vez en Kinshasa, se dirigen a Goma, capital de la provincia de Kivu Norte. Es una región llena de parques nacionales: el Virunga, el de los Volcanes, el Maiko, el Kahuzi Biega, santuarios del gorila, del chimpancé, del okapi, exótico animal similar a una jirafa enana. Mientras Matilde y Juana sobrevolaban los alrededores de Goma, se veía el volcán Nyiragongo, dentro del Parque Nacional Virunga, y el lago Kivu, uno de los pocos lagos explosivos de la Tierra, En sus profundidades se acumulan más de cincuenta mil metros cúbicos de gas metano.

Al llegar fueron asignadas al hospital de Masisi en el Congo oriental. Masisi es una ciudad a unos ochenta kilómetros al noroeste de Goma, donde comienzan sus labores de médico y al poco tiempo, las trasladaron al hospital de Rutshuru.

Luego nos internan por el Parque Nacional Virunga. Viajar por el África subsahariana era difícil y por la República Democrática del Congo, todavía más al estar en guerra. Aparte de que, era un país de 2.345,000 millones de km² sin señalización en las rutas.

Las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur resultan a primera vista deslumbrantes, como también lo son las provisiones de sus minas de cobalto, cobre, uranio, oro, diamantes, coltán o casiterita. El aspecto general de las ciudades y los pueblos es humilde pero sin acercarse de lejos a las estampas infernales de niños harapientos, montañas de basura y barrios de chabolas de tantos lugares del mundo.

Es allí, donde hieren a Matilde en la Misión San Carlos y la trasladan en el Jumbo de la Mercure al aeropuerto de Johannesburgo y así, llegamos hasta el Hospital Chris Hani Baragwanath de Johannesburgo, en Sudáfrica. En la unidad de cuidados intensivos Matilde es internada al ser herida por las esquirlas de una granada, finalizando la segunda parte.

GAZA:
Luego de su recuperación Matilde se dirigía al Aeropuerto Ben Gurión, en Tel Aviv para llegar a su próximo destino: Gaza. Al igual que había llegado el 1 de enero a París, de la misma forma que el 6 de abril de ese mismo año, había llegado a la República Democrática del Congo, Matilde memorizó el de su arribo a la Franja de Gaza: jueves 15 de octubre de 1998. Pero esta vez, sin la compañía de Juana Folicuré que regresó a Argentina, y otra vez, está separada de Eliah.

Cuando Matilde vio Tel Aviv-Yafo, pensó que era la ciudad más pujante de Israel, con sus rascacielos y sus autopistas de varios carriles, podía confundirse con una ciudad norteamericana, salvo por la presencia constante de soldados con uniformes verdes, borceguíes negros y fusiles en bandolera. En ruta hacia el sur, en dirección a la Franja de Gaza, vio la verdadera cara de Israel, una tierra árida, con ondulaciones pobladas por arbustos y una nube eterna de polvo. Sonrió al descubrir en la carretera una señal en forma de triángulo con el perfil de un camello: Beware of camels on the road (Cuidado con los camellos en la ruta), aclaraba un cartel junto al triangular, y también lo hacía en hebreo y en árabe.

Al llegar al puesto de control de Erez, en el límite norte entre Israel y la Franja de Gaza, Matilde quedó boquiabierta: se trataba de una estructura imponente de premoldeados, con casillas y molinetes, que confería un aspecto inexpugnable y que ocupaba el ancho de la ruta y se extendía por varias cuadras. En Erez, se asentaba la Brigada Givati, una fuerza de infantería del ejército israelí, o Tsahal. El puesto de Erez, que franqueaba el paso entre Israel y Gaza, era como saltar de un mundo a otro.

En este ambiente hostil, Eliah y Matilde se reconcilian. Eliah tiene que ir a una misión en Bagdad. A su vez, Matilde es secuestrada y llevada a Base Cero, un sitio al norte de Irak, donde también está Eliah prisionero y es torturado por los Hussein. Eliah se fuga y logra rescatarla huyendo a Arabia Saudita. Aterrizan en la base aérea de Dhahran. Ahí, se reúne con su padre y sus dos hermanos y Matilde se reencuentra en el oasis Al Ahsa, en una tribu de beduinos con Aldo Martínez Olazábal y su esposa Sáyida. Luego se van a Italia a la Villa Visconti, donde están Amina y Kolia al cuidado de Kamal y Francesca Al-Saud. Una vez que, regularizan la situación legal de los niños regresan nuevamente a París, donde comenzó su historia de amor. Y después, de dos intentos de casarse a lo largo de la trilogía, esta vez sí lo hacen el miércoles 5 de mayo, y pasan su noche de bodas en el George V, que encerraba memorias de los momentos más dichosos en París. Pero este no es el final, hay muchos cabos sueltos que los amenazan.

AMBIENTE HISTÓRICO:
CONGO:
La primera guerra del Congo 1996-1997 fue una guerra de nueve meses que tuvo el objetivo de derrocar al dictador nacionalista Mobutu Sese Seko. Las fuerzas opositoras a Mobutu fueron conducidas por el líder guerrillero Laurent-Désiré Kabila con apoyo de países vecinos, en especial Ruanda y Uganda. Una vez que Kabila accedió al poder, la situación cambió de modo dramático. Kabila puso en marcha un programa centralizador, lo que aumentó las tensiones con las minorías del este del país que solicitaban más autonomía. En agosto de 1998, todos los miembros del gobierno de origen tutsi se retiraron del régimen cuando Kabila solicitó a los mercenarios ruandeses y ugandeses que volvieran a sus países.

En ese contexto, estalló la segunda guerra del Congo, ya que los ruandeses, deseaban seguir explotando los recursos minerales del país, despreciando a la población nativa congoleña. Cada facción controlaba un sector del país. El ejército de Uganda se había apoderado de la región norte, mientras que el de Ruanda imperaba en el este; el gobierno congoleño conservaba la soberanía en el sector occidental y en el sur. En cambio, los jefes de las milicias rebeldes eran otra cosa y, si bien cada uno mantenía alianzas con un país, en general actuaban con libertad. Eran ellos los que generaban el caos, la anarquía y dejaban una estela de muerte y de vidas destrozadas tras su paso por las aldeas.

De esta forma, nuestros personajes habían ingresado en el territorio más conflictivo, el de la Provincia de Kivu Norte, sumida en el marco de la Segunda Guerra del Congo 1998 – 2003, más conocida como la guerra del Coltán, donde se encontraba Rutshuru que se hallaba sumida en el caos, el hambre y el terror. Apenas llegaron a Rutshuru, Matilde y Juana, visitan el pabellón de las mujeres que padecían fístula vaginal, un orificio que se abre entre el recto, la vagina y la vejiga, como consecuencia, de malos partos, o en caso de violaciones muy agresivas, cometidas por decenas de hombres sobre una misma mujer, con elementos que las lastiman, como ramas, machetes, botellas.

Las congoleñas desde tiempos pretéritos, han padecido este crimen en todas las guerras que ha sufrido el Congo. La fístula convierte a las mujeres en marginadas sociales por la continua pérdida de orina y materia fecal por la vagina, lo que les impide mantener relaciones sexuales. Esas mujeres son acogidas por la Misión San Carlos, de las Hermanas de la Misericordia Divina.

En la región de las Kivus: los minerales, y en particular el coltán son los motores de la guerra. El ochenta por ciento de las reservas mundiales de coltán se encuentra en la República Democrática del Congo, en la región conocida como de los Grandes Lagos, al este del país, en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, hoy en poder de los rebeldes.

El conflicto y la crisis humanitaria en la República Democrática del Congo ha dejado 5,4 millones de personas muertas desde 1998. Aunque, la mayoría murió no por la violencia sino por el hambre. El gobierno de Ruanda es el principal beneficiario del expolio de los minerales congoleños. Inicialmente la confrontación fue regional 1996-97 y después, bajo el mandato del presidente Laurent-Désiré Kabila, se transformó en el mayor frente de batalla tras la Segunda Guerra Mundial, en el que entraron otros nueve países africanos seducidos por las concesiones mineras.

GAZA:
La pobreza y el deterioro todavía caracterizaban a la Franja de Gaza y a su población de un millón doscientos mil habitantes aproximadamente, a pesar de que, habían transcurrido cuatro años desde la firma del Acuerdo de El Cairo y que el dinero había comenzado a fluir de la Unión Europa, los Estados Unidos y algunos países árabes, como Arabia Saudí. Sin embargo, cuando aparece el Mar Mediterráneo con su color turquesa, la opresión causada por la visión de la ciudad, se disuelve.

Antes de que se firmase el Acuerdo de El Cairo, en mayo del 94, vivían con la ocupación israelí y los toques de queda, que a veces, si había habido un ataque suicida en Tel Aviv o en Jerusalén, se prolongaban durante días. Después de los Acuerdos de Oslo, esto, había adquirido visos de bantustán, para concentrar a la población palestina, como los del apartheid sudafricano. Lo de la autonomía de la Franja de Gaza es muy relativo porque los israelíes siguen controlando casi todo aunque, sus soldados ya no caminen por las calles. Se repite la agresión a los habitantes de Gaza, que llevan años sufriendo un brutal embargo y el cierre a cal y canto de sus fronteras. Y, lo que es peor, se reitera la negativa de Israel a responder a la resolución 242 de la ONU, entre tantas otras, y retirar a los colonos de Cisjordania para que se pueda crear de una vez por todas un Estado Palestino. Son sesenta años de negativa, de mantener a los palestinos malviviendo como parias en su propia tierra.

Prácticamente, los gazatíes no pueden salir de la Franja, que está sellada. Los israelíes no les dan los permisos, y ellos, ahí, no tienen nada, para todo dependen de Jerusalén o del resto de Israel, especialmente en materia de salud y de trabajo. Desde el 67, cuando los israelíes tomaron la Franja de Gaza, se ha invertido poco, por no decir nada, en la infraestructura de Gaza. Tampoco lo hicieron los egipcios entre el 48 y el 67. Los egipcios fueron tan malos gobernantes como los israelíes.